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Periodos tan nefastos -económica y moralmente- como el que vivimos actualmente suelen revelar las condiciones y dinámicas sociales más perversas. Podríamos decir que la escasez de ética es cada vez más explícita. En algunos casos, este hastío generalizado de diversos sectores de la población da lugar a un nuevo despertar, en el que la conciencia se libera en gran medida de los prejuicios e hipocresías que con frecuencia la anulan, iluminándose una senda alternativa más lúcida y comprometida con el futuro. El periodismo, como tantas otras disciplinas, tampoco pudo escapar de la pandemia, aquella en la que los intereses lucrativos tiñen de superficialidad cualquier contenido. Pero, como ya he señalado, cuando el guante blanco ya no es tan pulcro en su actuación pasan ‘cosas’ en el otro lado.
Hace aproximadamente un año que Público cerró su versión impresa y despidió, a través de un Expediente de Regulación de Empleo (ERE), a 126 trabajadores que se esforzaban día a día por encarnar una opción informativa más analítica e independiente, algo así como la ‘izquierda impresa’ de éste, nuestro país. Hubo todo tipo de reacciones, desde la resignación hasta el contraataque, y es aquí, en el posicionamiento de los que no se rinden donde radica la importancia de lo que intento compartir.
Toni Martínez, unos de los cruzados del buen periodismo, visitó el 10 de abril a los alumnos de Atzavares que se preparan para suministrar información al mundo. Martínez forma parte del colectivo MásPúblico que ha dado lugar a la fundación de La Marea, proyecto en el que se ha unido a antiguos compañeros para sacar adelante una iniciativa llena de esperanza y honestidad. Esta nueva publicación se une al resto del elenco de medios independientes que ya conocemos, muchos de ellos vástagos de los restos de Público, como Info Libre o eldiario.es. Como podemos observar, allá donde se siega renace la flora con más intensidad y diversidad.
La Marea supone un nuevo brote verde en el actual panorama, desolador para la dignidad humana. Tal y como reza su declaración de intenciones, están preparados y entusiasmados por hacer que los principios que regían los contenidos de Público sigan vivos, creando una prensa al servicio de los ciudadanos que no dará ni un paso atrás a la hora de tocar las narices a los de arriba. Toni Martínez, por su parte, enunció de manera escueta la esencia de este nuevo medio ante los futuros profesionales: «Nuestro objetivo es hacer un periódico libre de los intereses de las empresas y los políticos». Es por ello que esta publicación se constituyó como una cooperativa en la que los trabajadores deciden como tripular el barco sin tener que rendir cuentas a nadie que no comparta sus objetivos, alejándose de ese tufo a servilismo que lo impregna casi todo. Además, por medio de la captación de socios económicos hacen cada día más grande la agrupación, dejando paso a todo tipo de inquietudes sociales, defendiendo la pluralidad.
Por otra parte, hemos de tener presente otra máxima en la producción de los contenidos: su calidad. Como podemos ver en la web, la publicación de La Marea es mensual, periodo en el que se prepara concienzudamente el enfoque de la información; en contraposición con la superficialidad y la inmediatez, la profundidad y la reflexión se tornan axiomas insustituibles. Es más, huyendo de los intereses comerciales y del simple entretenimiento, ofrecen una temática ligada a los movimientos sociales más relevantes, escribiendo sobre y para la gente. Martínez sostuvo en su charla con los estudiantes de la UMH que «tenemos en mente hacer un gran tema sobre los ERES» a la vez que criticaba las injusticias de la situación actual con frases como: «Con el dinero público de todo el mundo se benefician empresas privadas». Todo este elenco de esfuerzo periodístico en la búsqueda de fuentes propias y en la elaboración de interpretaciones sólidas se ve complementado por un apartado gráfico de lo más atractivo donde lo artístico se funde con un mensaje visual claro y atrevido.
Nadar contra viento y marea no es tarea fácil, pero debemos agradecer la existencia de iniciativas como La Marea que desafíen lo establecido y que se enfrenten al status quo. Al fin y al cabo, así es la revolución.